Duerme, papá
Dulce sueño... Aunque apenas tenías tiempo intentabas hacer turnos con mamá, al menos por las noches, para que ella durmiera algo, sobre todo cuando éramos pequeñas... y más cuando llegó Piedad con sus problemas de alergia. Porque pese a las horas de trabajo ante todo eras esposo y compañero... y padre, un padre que disfrutaba de sus hijas...
Luego llegó el pequeño, Jorge Miguel, y al haber tanta diferencia de edad con respecto a nosotras, mamá contaba con Piedad y conmigo para dormirlo (para bañarlo no, esa actividad "se la tenía pedida" Ana y había que respetarla... como decía mamá "era como un juguete para nosotras" y así lo hemos demostrado muchas veces) y no hizo falta tanto tus brazos...
Pero tus abrazos, papá, tus cariños y tus nanas y cánticos -aunque ya sea mayor- ¡se echan tanto de menos, papá!...
Duerme, papá, dulce sueño... hoy sólo quiero recordar aquellos momentos únicos de felicidad, hermosos, momentos de amor... No quiero recordar el dolor y el duelo...
Hoy entono tus cánticos en tu recuerdo... ¡Duerme, papá!