
recorre la flor mi piel.
Los pétalos que pierde
en cada pliegue se deja.
Rózame, capullo de rosa,
y sigue tu camino ansiado,
que por ti tan conocido
de rojo fulgor colorea .
Tanta confianza te tengo
ardiente rosa, ¡sigue tu paseo!,
las espinas nunca clavas,
me ensalzas y, luego, una pausa.
Que no acabe el sabroso juego
con las mieles y los rocíos,
mi amor, son ya cómplices
la luna, el fuego y el balanceo.
Que no acabe ese juego, que dure eternamente...
ResponderEliminarBesos... aún algo avergonzados.
Agradable entretenimiento, que solo el amor entiende. Uuuuu... ¡que tiempos aquellos!
ResponderEliminarUn abrazo Curiosa.
La luna y el fuego, y el balanceo.
ResponderEliminarMuy bonito...
http://muerocomovivi.blogspot.com
Cuando las rosas buscan lunas, el corazon se une y busca latidos ajenos.
ResponderEliminarUn Saludo
Un precioso poema lleno de mucho amor y sensibilidad.
ResponderEliminarUn placer leerte me hice seguidora
con cariño
Mari
PRECIOSO!! que mas puedo decir =)
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